En su columna, Sandra Scarlato explica que las áreas de RRHH requieren contar con la colaboración de profesionales de la salud mental como soporte preventivo en el marco de estas circunstancias tan excepcionales por las que estamos atravesando toda la humanidad en simultaneo.
Por Sandra Scarlato – Docente de Psicología – Carrera de Lic. RRHH UCES – MN 18.717
A casi un mes del inicio del aislamiento social obligatorio, el teletrabajo en modo “urgencia” que emprendimos en la Argentina, tiene características muy diferentes a las del 16 de marzo en que, para muchos de nosotros, empezó nuestra travesía de “vivir en pandemia”.
Para las organizaciones que han podido reconfigurar un plan de negocios y proyectarse en esta contingencia de modo sostenible en el mediano plazo, el primer momento de extrema urgencia está virando hacia un “new normal” en donde las nuevas tecnologías, redefinición de entregables y procesos, generan situaciones algo más previsibles para las personas en cuanto a su actividad laboral cotidiana.
Sin embargo, este escenario de “reacomodamiento momentáneo” en el plano laboral, no se condice con el “escalable” personal que experimentamos en algunos casos, a causa del impacto acumulativo que tienen tanto el aislamiento social como los diferentes formatos de convivencia doméstica en que nos encontramos. Parece paradójico, pero ambas situaciones sostenidas en el tiempo representan verdaderos retos a las posibilidades personales de habitar los mismos espacios y relaciones en forma de “corriente continua”, sumado a la incertidumbre de no tener “fecha de fin” específica para esto, aunque sabiendo que la misma no será en el corto plazo para nuestro país.
De este modo, luego de un primer momento que l
as áreas de RRHH han operado como “emergentólogas” como apoyo para la reconfiguración operativa en las organizaciones, tal vez estemos entrando en una segunda etapa en la que será necesario incorporar un enfoque más de soporte a la salud mental de las personas, en tanto las consecuencias psicológicas de la extensión de las condiciones de vida que nos impone la pandemia, puede tomar en ciertos casos la forma de algunas configuraciones que requieran particular atención:
- Aumento de sintomatología en los trastornos de ansiedad
- Aumento de las tendencias impulsivas
- Situaciones de agresión verbal/física con presencia o no de menores en el hogar
A modo de síntesis, podemos decir que antes del Covid-19 nuestras vidas cotidianas tenían formatos cuya funcionalidad psicológica desconocíamos en gran parte. No pensábamos de forma consciente acerca de cuánto nuestros trabajos, relaciones, actividades recreativas (entre otras) nos proveían de recursos esenciales para la construcción de nuestro sentido vital, regulación emocional, autoestima y reconocimiento.
En este nuevo escenario, la caída del telón incluye también la de estos soportes socio emocionales, que para muchas personas constituían refuerzos externos valiosos para el propio “sostén personal”.
De este modo es probable que en algunas situaciones, las áreas de RRHH requieran contar con la colaboración de profesionales de la salud mental como soporte preventivo – asistencial de su población, en el marco de estas circunstancias tan excepcionales por las que estamos atravesando toda la humanidad en simultaneo.